viernes, 16 de diciembre de 2016

Y entonces, vuelves

Y de repente cuando ya creía que te había olvidado, 
cuando ya había cambiado de página, 
de libro, incluso de autor,
vuelves.

Vuelves a enviar un mensaje, 
a mirarme me desde el otro lado de la calle, 
desde un bar, desde tu coche.

Vuelves acelerar mi corazón,
a ponerme nerviosa,
a hacer trabajar a mi memoria
para recordarme
que no pude deshacerme de todas tus cosas,
porque aún no has vuelto a por ellas.

Es un "tira y afloja" de esos
en que una parte de mi se traga el orgullo
y reconoce que te echa de menos
pero otra parte prefiere atragantarse con él.

Me repito una y otra vez
que este libro tenía el final sin acabar
pero que no sé ni por dónde empezar
y que tampoco sé si quiero volver a abrirlo
y mucho menos a leer la primera página.

Me gusta mi vida ahora,
el libro que escribo en el que no aparece tu nombre, 
por eso te maldigo mil veces
preguntándome por qué coño tienes que volver ahora
a donde empezó todo,
a donde no acabó nada.

Por qué vienes a recoger tus cosas 
ahora que todo me va bien.
Y porque te empeñas en tomar aquel café
que prometimos que no se quedaría frío,
y  más bien se congeló.

Tú vuelves y yo me quiero ir, 
salir corriendo y no mantenerte la mirada, 
no vaya a ser que se me escape una sonrisa
como hace diez años
cuando nos decidimos a escribir 
la primera palabra de nuestro, 
por entonces nuevo, libro.

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