viernes, 15 de julio de 2016

Mentalidad de líneas

Si algún día lees mis líneas sabrás que eres culpable de, al menos, la mitad de ellas.
 Mis líneas no existirían si no llegas a cruzarte en mi camino para llenarlo de curvas, baches y caídas.
 Así que gracias por el daño y por obligarme a esforzarme para salir de tu vida. 

Como un laberinto lleno de secretos, me encontré con algo maravilloso en cada esquina (que nunca hubiese encontrado si no llego a estar huyendo de ti). 

Gracias a tu mente cerrada, acaparadora, poco compatible con la mía o demasiado simple, encontré mentes que me dieron alas, me abrieron los ojos y me enseñaron mi mundo desde el cielo antes de que me adentrara en el suyo.


Mentes que me hicieron pasar de cero a cien y otra vez a cero en un segundo, intensidad huracanada de esa que me encanta. Me dieron sensaciones rápidas, fugaces, de esas que me gusta agradecer lentamente. Me enseñaron a subir a lo más alto y no me hicieron caer, me quitaron la venda de los ojos y la usaron como torniquete de las heridas ( aún sangrantes) que tú me dejaste como único recuerdo.

Antes me encantaban la líneas rectas, simples, fáciles, tranquilas. Y ahora, gracias a ti, me encanta el riesgo, los baches, las curvas y las mentes complejas que ven más allá del horizonte ( y me llevan hasta él)

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