domingo, 31 de diciembre de 2023

Querido 2024, vuela alto

Querido 2023, has avanzado.

Empezamos raro, llegaste como a quién no se le esperaba, sigiloso; y has pasado en un abrir y cerrar de ojos.

Como si nada pero a la vez como si todo.

Has hecho ruido, dejado huella y cicatriz pero siempre en silencio.
Un silencio consciente.
Has sido calma, música y efectos especiales.

Hemos avanzado, crecido, madurado y volado.
Hemos volado libres, sin cuerdas, manteniendo un equilibrio casi perfecto en el que apenas hay ruido mental ni días negros.

Gracias por no hacerme perder a nadie cercano este año.

Si tengo que resumirte puedo hacerlo en kilómetros, porque hemos viajado mucho por carretera, pero también en avión y en barco e incluso desde un prao en medio de la nada o una playa oscura en el hemisferio sur en la que el cielo lo era todo.

Fuiste un trote continuo pero descansado.
Nos hemos caído y levantado rápido.
Fuiste estabilidad y convivencia y también lo saltaste todo por los aires. 

Enero fue una blanca calma llena de amor, en Febrero intentamos hacer una parrilla en la Asturias profunda que no salió bien pero vimos arder ese fuego y muchos cielos después, en un viaje exprés recorrimos Burdeos y perdí la vergüenza disfrazada de payasa. Marzo fue otra blanca calma con aroma a primavera y Abril entró por la puerta cargado de reencuentros de Avilés a Suiza, en Mayo nos reencontramos en Cuenca y cerramos algunas etapas. Junio fue coger impulso durmiendo en un camping desierto y pidiéndole a San Juan que mantuviese el rumbo. Julio llegó cargado de trabajo pero con tiempo a nuevas experiencias en forma de rafting y recogimos nuestra primera cosecha. Agosto fue pueblo, Sonorama y volver a la vida; ese soplo de aire fresco que te pone los pies en el suelo. En Septiembre entendí lo que era el amor al ver casarse a dos grandes amigos y me sirvió como preparación para un Octubre voraz que me marcó. Viajé a Uruguay para trabajar de la mano de mis abuelos y aproveché para conocer la historia de mi familia allá dónde ellos se conocieron. Me llené de familia, cultura, aprendí a tomar mate, conocí el trabajo comunitario gracias a grandes personas, abracé la calma de Montevideo de la mano de Benedetti, el caos de Buenos Aires y contemplé la inmensidad desde el suelo del Cabo Polonio. Panamá en Noviembre me recordó que todo el trabajo interno ha servido para hacer este viaje lleno de curvas y baches, de improvisación constante y aún así disfrutarlo al máximo. A la vuelta seguimos corriendo, cerramos una etapa porque todas tienen su final y llegó Diciembre que fue renacer de las cenizas y recuperación, fue cuidarme física y mentalmente, quererme aún más fuerte, ilusión y reencuentros. Fue Vigo, casa y pueblo. Fue el calor del hogar.

Así, echando la vista atrás... 2023, qué gran suerte.

Hemos cambiado mucho pero seguimos siendo las mismas,
cada vez más en paz conmigo y con el mundo
porque nada es tan importante
y a veces la salvación está dentro dentro de un beso.
Madurar es también entender que a veces las heridas no se van a curar,
pero qué más da.

A ti 2024... simplemente haz que merezca la pena.

Llegas cargado de ganas, al fin y al cabo eres un par. 

Tu predecesor ha dejado el listón muy alto, pero tranquilo que no te estoy retando. 

Te vuelvo a dejar ser, sorpréndeme.

Te empiezo renovada, liberada de toda carga, expectante, dispuesta, voraz.
Quiero morderte, besarte, abrazarte, arañarte, dejarte huella, quiero que me marques.
Estoy segura de que vendrán nuevos tatuajes y un puñado de kilómetros que sumar,
porque pienso viajar, llenarme de peros y por qués,
pienso cuestionarte porque eres el año de los diez.

Y es que en tus días se cumplen diez años de muchas etapas,
por eso te espero emocionante.
No quiero grandes cambios,
sólo lléname las pupilas y hazme llorar de risa, erízame la piel, ponlo todo patas arriba y ordénalo otra vez.
Y no te pido deseos, pero sí te deseo ganas, perder miedos, volar ligeros, bailar...
disfrutemos de la vida una vez más.

Querida yo dentro de un año,

Eres luz, la metamorfosis que empezamos hace ya algunos años cada vez me gusta más,
somos cada año nuestra mejor versión.
Sigue manteniendo la calma y a los tuyos bien cerca.
Espero que los días grises sean casi inexistentes,
eso significa que bailar en la cuerda floja cada vez se nos da mejor.

Ojalá sigas en calma,
ojalá no te hayan decepcionado
y ojalá te sigas amando y admirando cada día. 

No pierdas nunca las ganas de comerte el mundo, de enfrentar miedos y de brillar.

Y como dijo una buena amiga hace poco... te mereces a alguien que te quiera bonito, que te mime, te cuide, te presuma y te facilite la vida.

Porque la vida es así, sencilla si la miras con perspectiva.
Así que no lo olvides nunca,
baila sin música
e invéntate la letra.

viernes, 30 de diciembre de 2022

Querido 2023, sólo avanza

Qué decirte a ti 2022... tenías que ser par.

Hace un año sólo te pedí que fueras tú mismo y lo has sido, me encantas.
Has tenido tus luces y tus sombras pero quizás hayas sido el año que más he aprendido a disfrutar de la vida y sus pequeñas cosas;
he acompañado en la muerte y he visto el significado de familia con ojos de espectador y como el final también puede ser sanador.

Me he dado cuenta de que está bien eso de no vivir con prisa ni cronómetro,
he improvisado, he reído, he llorado, he bailado y me he emborrachado.
He aprendido a pedir un abrazo, he disfrutado de mis amigos,
he cambiado hacia mi mejor versión tal y como lo has hecho tú,
que empezaste siendo ruido y caos y ahora que terminas eres mi calma en tu tempestad.
Nos has dejado (casi) salir de una pandemia pero nos has traído una guerra..
Por eso también he aprendido a relativizar, a vivir la efimeridad y a desgastar las manecillas del reloj porque cualquier latido puede ser el último.

Ya no vivo enfadada, he perdonado a los que me hirieron y sigo tendiendo mi mano a los que en mi camino me han acompañado. 

No he perdido y he ganado, me he arriesgado.

Puede que este año se me haya olvidado decir tantos "te quiero", has sido raro,
me he ido adaptando y transformando, buscando sentirme en casa  en otra ciudad, en mi nueva normalidad.
No me he olvidado de mi familia, mi hogar, mi pequeña ciudad y cómo se iluminan los ojos cuando nos juntamos por Navidad.

He cruzado el país para exaltar la amistad y he disfrutado de los reencuentros y el volver a vernos,
he cruzado el cielo volando en parapente, he subido montañas, visitado un río de lava,
he viajado sola y de la mano de mi hermana, bailado por primera vez sevillanas,
he vuelto a vibrar en un festival, he observado las galaxias en medio de la nada,
he llorado escuchando a un coro...
Has sido un año de emoción y pocas lágrimas,
hemos sido nuestra mejor versión cada día,
porque nos hemos desgastado pero aún tenemos ganas de terminarnos con música y efectos especiales.

 Así que 2022, sólo puedo darte las gracias.

A ti 2023 que llegas como a quien no se le espera
no tengo que pedirte grandes retos. 

Simplemente sigue tu rumbo, mira hacia delante y mantén a mis estrellas pero no añadas nuevas.
No traigas venganza ni guerras mundiales,
haznos mejores como prometimos al llegar la pandemia,
trae paz y buenas palabras,
éxitos en la lucha diaria,
no retrocedas para que el mundo sea cada vez un lugar mejor para vivir. 
Mantente firme, no cedas, los cambios están cerca.

Como ves no te pido grandes hazañas,

sólo avanza.

Tu nombre suma siete y sólo por eso ya te tengo ganas. 

Querida yo dentro de un año

Mantén la calma, los problemas no son tan importantes, observa desde otra perspectiva antes de enfadarte, perdona y perdónate.
No dejes nada para mañana, la vida es un viaje que no sabemos cuando acaba.
Sigue trabajando para sanar de forma física y mental, la meta lo merecerá.
Estoy segura de que has sido tu mejor versión una vez más.
No te rindas, confío en que hayas seguido buscando tu lugar sin olvidar cuál es tu hogar,
hace un año te sentías plenamente en paz.

Es un orgullo ver como el trabajo interno que comenzamos allá por 2016,
con una tú (yo) (nosotras) mucho más joven, sigue floreciendo y nos mejora como el buen vino.

Es maravilloso ver cómo hemos aprendido a VIVIR
          (en mayúsculas, negrita y subrayado).

Espero una vez más que no haya nuevas estrellas en nuestro cielo,

que hayas seguido disfrutando de los vivos 

y viviendo a través de los muertos. 

Te quiero y espero que tú me sigas queriendo.



viernes, 31 de diciembre de 2021

Querido 2022, sé tu mejor versión

Ya es tradición que cada año os escriba una carta de despedida, de bienvenida. 

También es tradición que os pida una tregua, una pausa, una cambio, una revolución... 

Y con esta ya serán cinco las cartas, cinco los años. 

Unas veces me hacéis caso, otras... todo lo contrario. 

Por eso a ti 2022, no te reto ni te pido, te dejo ser.  Sé tú mismo, déjate llevar, escribe tu historia lentamente, sin prisa, con buena letra. Tu nombre tiene magia, pero luego volvemos a eso.

        A ti 2021, que ya te vas, 
        quiero darte las gracias por muchas cosas, 
        aunque no por muchas otras.

Fuiste raro, no puedo decir que malo, pero diferente, extraño. 

Me diste dos de cal y sólo una de arena. 

Y para darme cosas buenas; fuiste robándome como moneda de cambio.

Volviste a encender una estrella entre el firmamento, pero también cumpliste un sueño. 

Entre tú y tu predecesor podías haberles dado un poco más de tiempo a mis dos últimas estrellas ya que mi sueño fue también por ellas.

Seguiste prohibiéndonos los abrazos gran parte del año aunque nos diste un respiro momentáneo. 


                                        Fuiste un CAMBIO a todos los niveles. 

De ciudad y de trabajo, en eso...cumpliste por todo lo alto. 

Me has hecho crecer como persona y como profesional, como familia y en amistad. 

Me has dado alas de esas que necesitaba. 

Me has sacado de mi zona de confort. 

Pero también me has hecho daño y es, quizás, el año que más lágrimas he derramado. Sobre todo por el tiempo que entre tú y tu anterior me quitasteis, apartándome de la gente a la que quiero. 

Que sí, que la recompensa esta servida, pero a qué precio...

Pensándolo bien podría dividirte en dos, la primera mitad ya te la he contado, fuiste dolor. 

La segunda mitad, sin embargo, fuiste luz, fuiste nuevas experiencias, fuiste volver a abrazar. 

Aunque también fuiste alejarme, soledad, aprendizaje. 

Aún así, sólo puedo darte las gracias por ser el cambio. 

Por ser calma en casi todos los sentidos, por ser orden, por hacerme volver a brindar.


    2022, como dije al principio de esta carta... tu nombre tiene magia. 

Sólo te pido que SEAS (en mayúsculas, negrita y subrayado) tú mismo, tu mejor versión. 

Que no quemes, que no dañes, que devuelvas la ilusión y evites más guerras en las calles. 

Pierde la vergüenza, baila y canta aunque nadie te mire, aunque todos te miren; salta y anímate a desgastar cada instante. 

Aleja el dolor, haz que por una vez triunfe la bondad, danos una tregua porque estamos hartos de tempestad. 

Deja que sanen de nuevo los abrazos, que volvamos a vernos las risas y que los hospitales dejen de ser campos de batalla con trajes especiales. 

Sé tú mismo, tu mejor versión, pero por favor, sé bueno.

    Querida yo dentro de un año: 

¿Cómo estás? Hace un año estabas cambiando, adaptando, encontrando tu lugar. 

Espero que todo haya seguido su proceso natural. 

Sé que sigues rota, es normal, hay heridas que nunca se llegan a cerrar, pero tampoco tienen por qué cicatrizar; puedes vivir con ellas y a su través. 

Sólo espero que sigas amando, besando y abrazando, que sigas diciendo 'te quiero' porque te ha costado años sacar lo mejor de ti. 

Porque te ha costado años ir quitándote la coraza. 

Sigue disfrutando de los grises, de los negros, de los blancos, pero también del azul del mar, del naranja cuando el sol se empieza a poner, y del verde de los campos. 

Sigue valorando la vida y riéndote de ella, que no sabemos cuánto nos queda. 

Si has perdido a alguien y aún puedes, llámale. Si no puedes porque se ha incendiado...háblale, escríbele, vive a su través. No les olvides. Sus luces aún brillan cada noche encendidas. 

Sigue sanando y ayudando. 

Sigue siendo tu mejor versión y ámate mientras vuelas. 

Porque como el nombre de este año que ya acaba... Eres magia

domingo, 3 de enero de 2021

Querido 2021, eres el cambio

Qué decirte a ti, 2020, vete. 

No te deseo ni siquiera buena suerte.
Querías hacerte notar y lo has hecho.
Eres un año para olvidar que nunca olvidaremos.

Me has robado un Pilar de mi vida, me has robado, en realidad, mucho más.
No pienso perdonarte que me arrebataras tanto.
Has sido dolor. Has sido disgustos. Has sido llanto. Has sido oscuridad. No has tenido apenas blancos. Menos mal que te acabas, pero vaya forma de acabarte. Íbamos a recordarte igualmente, en serio, no hacía falta más.

Nos has tenido encerrados, sin tiempo para los nuestros y te los has llevado lejos.
¿Qué ganas tú con esto?
Creo que te odio y te odiaré siempre. Has hecho honor, como no, a los pares. Y gracias a ti, tu relevo lo tiene bien fácil para superarte.

Una pandemia que nos ha prohibido abrazar y besar, que nos ha tapado la sonrisa y la libertad. Que sí, que a muchos les ha enseñado la lección que otros ya llevábamos tiempo estudiando. Que la familia es lo primero. Y que hay que decir más te quieros. Pero no hacía falta llevarte a tantos para eso.
Mil desastres naturales, cientos de guerras en las calles... No has tenido nada bueno salvo que adopté un perro.

Has sido políticamente incorrecto, has sacado lo mejor de las personas, pero también lo peor. Y lejos de hacernos mas solidarios y más cercanos... Nos has alejado y has sembrado el odio. Un odio al prójimo que sembró tu predecesor y que tú has avivado, como si fuera un fuego que muchos queremos apagar. Porque todo lo que arde con odio no trae nada bueno, y esto estallará.

Te pedí calma, te pedí ganas, te pedí fuerzas para llegar a la meta... Y lo único que has cumplido es que me sigo queriendo. Aún así has roto el espejo y ahora tendré que aprender a mirarlo desde otros ángulos.

Estoy cansada. Llevo luchando mucho tiempo, y lejos de recompensarme has decidido arrancarme el corazón y usarlo como saco de boxeo.
He cumplido los retos y las normas, he cuidado de los míos, y, aún así, lo has arrasado todo.
Fuiste, eres y serás un año muy injusto. Una película de terror, una pesadilla continua. Un cambio a peor. Sigo sin saber qué ganas tú con esto.

No tengo nada bueno que decirte, quiero olvidarte, mandarte lejos y que sean otros los que te alaben. Aunque creo que no tienes muchos apoyos. Vete lejos, no te pienso desear buena suerte. 




















Querido 2021... Ibas a ser el cambio, pero ya he cambiado.

Sólo te pido un descanso de disgustos, un descanso de llanto.

Eres un impar, ayúdame.
Te lo estoy poniendo fácil... No me hagas perder a nadie importante. No dejes que me olvide jamás de los que ya no están.
No te pido viajes, ni tatuajes, ni si quiera te pido arena en las pestañas ni sal en la piel.
Sólo te estoy pidiendo calma, paz, una tregua.
Como extra te pediría cumplir un sueño, poder empezar a ayudar a sanar, que mis heridas estén orgullosas. Fíjate que sólo te pido esto para compensar que tu colega me haya hecho tanto daño. Y estoy dispuesta a ayudar en lo que sea necesario.

Me estoy arrodillando ante ti, te estoy suplicando.

No te reto, ni te exijo. Sólo te suplico que no me robes más, que no me dañes más. Sé calma. Sé orden. No seas más castigo. Y recompensa a los que luchan, a los que hacen bien las cosas. Recompensa a la gente buena. Que parece que siempre salen mejor parados los que hacen daño.
No dejes que se enfrenten más hermanos, haz que la pandemia se vaya lejos, ya tenemos bastante dolor. Trae de nuevo la risa, la emoción. Espero que sepas sacar lo mejor de las personas. Espero que nos dejes disfrutar de los abrazos, de los te quiero, de los nuestros sin que te los lleves lejos.

2021...no me falles, te estoy suplicando.
Demuestra el poder de los impares.
Empiezas una década, marca la diferencia. 


















Querida yo dentro de un año:
 
No sé dónde estarás, ni si quiera sé quién serás, hasta dónde habrás cambiado... ¿Qué tal?
Hace un año estabas rota. Había sido un año difícil y raro. Te habías acercado aún así al final de una etapa. Y cuando pensabas que nada podía ir peor... Te lo arrebataron todo. No sabías qué habías hecho mal. Habías cumplido todo lo que te habían mandado... Y no era suficiente.
Tienes un gran corazón. No te machaques más. No podías evitar lo que pasó.

Espero que hayas cumplido tu sueño. Que estés salvando y ayudando a sanar. Que sonrías, que disfrutes, que vivas. Pero nunca olvides a tu familia. Llámales todos los días. Recuérdales que les quieres, que les amas.

Sigue latiendo, sigue aprendiendo, sigue observando los detalles.
Espero que hayas logrado levantarte, que no te hayas apagado, que hayas seguido luchando, que mires los rotos desde otros ángulos, que no te hayan hecho daño.
Pero sobre todo... Que no hayas perdido a nadie, que la tregua haya llegado. Disfruta de la calma pero no olvides que puede haber tempestad. Así que... Sigue abrazando y besando, sigue diciendo te quieros y demostrándolos.

viernes, 3 de enero de 2020

Querido 2020, ánimo, tú puedes

Algo ha cambiado.
Yo era de años impares, pero, querido 2019, no has estado a la altura de tus iguales.
Por eso, ahora, te prendo fuego como tú me lo prendiste a mí.

Empezaste fuerte, avivando la llama, haciéndome creer que ibas a ser maravilloso.
Te tenía ganas.
Pero te has quedado en brasas y ahora ni siquiera das calor.
Fuiste un espejismo.
Un "todo va bien" cuando no.
Sin embargo, y a pesar de todo... he de darte las gracias.

He cambiado, madurado, me he arriesgado y he dado pasos de gigante.
Me he acercado al YO que quiero ser algún día.
En realidad no ha sido gracias a ti.
Has sido egoísta.
Y, ahora, me toca serlo a mí.

Quizás te cogí con demasiadas ganas, esperando demasiado de ti,
te puse un reto que te quedaba grande.
Por eso... lo siento.

Pero también he de decirte todo lo bueno que has tenido:
Has sido un año de lucha en las calles,
de cambios sociales,
de acercarme a mis padres,
de viajes y canciones interminables,
de tatuajes y de detalles,
de calma y de aprender a calmarme.

Poniéndote en una balanza... simplemente creo que mi listón estaba muy alto.

Me has hecho perder a gente importante de formas irreparables,
he mirado a la muerte fijamente
y he secado 7 rosas para reírme de ella
guardándolas para siempre.
Me he tragado el orgullo un par de veces,
han intentado romperme.

He pedido perdón y he sabido perdonarme.
He encontrado mi sitio y me he sentido perdida.
He dado lo mejor y lo peor de mí misma.
He dejado de pensar que me juzgan por la calle.
He olvidado el "qué dirán" y simplemente me he dejado llevar
como un barco a la deriva en un día de temporal.

He conocido a gente impresionante.
He vuelto a hacer cosas que tenía abandonadas.
Me he dejado la voz en conciertos y en las calles.
He visitado lugares a los que nunca imaginé llegar.

He sido más YO que nunca y he seguido aprendiendo de mí misma.
Mí, yo, conmigo.

Querido 2019, ahora que ya sólo te quedan cenizas... 
te prendo fuego.
Quizás, sólo quizás y para que te sirva de consuelo...
solamente es que el 2018 supo cómo enamorarme.

A ti, 2020, no voy a retarte,
sólo quiero empujarte a que me des un empujón grande.
Quiero y necesito volver a encontrarme,
(de)construirme desde los cimientos,
no dejar que nadie intente derrumbarme.

Vas a ser un año difícil, lo sé. Tranquilo, no pasa nada, no voy a odiarte,
Serás, seguro, un año de orden como lo es tu nombre.

No tengo lista de deseos salvo los que tu predecesor no dejó que se cumplieran.
Sácame de la corriente, déjame conocerme.
Dame fuerzas cuando no las tenga, es la recta final.
No dejes que en las calles se deje de luchar.
No me dejes perder a nadie importante.
Sigue haciéndome disfrutar de los pequeños detalles,
de las canciones infinitas,
de mis padres,
de los bajones emocionales,
del silencio,
del frío del invierno.
Sigue haciendo que me levante con ilusión cada mañana
con ganas de gritarle al mundo retándole.
Déjame cuidarme.

Algo ha cambiado y quiero que sigas cambiándolo.

Eres un par y, en otras circunstancias no te desearía nada,
pero tu nombre me enloquece como las lunas de Júpiter en una fría noche de Noviembre.

2020, quiero conocerte.



Querida yo dentro de un año:

Espero que no hayas dejado que te hagan daño,
que no te hayas permitido caer
y, que si lo has hecho,
te hayas levantado de un salto.
Que sigas corriendo con ilusión.
Queda poco.
Esto llega a su fin.

Se acaba una década y este próximo año que ya comienza es un año de cambio.
De EL CAMBIO.
Nueva etapa, nuevos comienzos, nueva vida, seguramente nueva ciudad.

Pero por favor, sigue siendo tú misma. Ese tú misma que te encanta. El que te vuelve loca.

Espero que hayas disfrutado del camino y que hayas recordado que los grises también tienen matices.

Ojalá no hayas perdido a nadie y te hayas rodeado de personas irreemplazables.
Ojalá todo haya seguido cambiando y hayas encontrado tu sitio, tu hogar dentro de ti misma.
Espero que hayas seguido riéndote de los pares.

Ojalá 2020 haya sido un año de orden, sin mucho caos.

No te preocupes por no haber viajado,
tendrás tiempo.
Lo estás haciendo por un sueño.

Ojalá tengas una maleta cargada de nuevos retos para esta década,
hayas cumplido deseos,
hayas vuelto a escribir
y seas un poco más feliz.

Ha sido duro pero merecerá la pena.
En serio.
Queda poco.

Pasase lo que pasase este 2020... espero que te sigas queriendo, mírate al espejo.
Espero que el dolor no haya tenido hueco y que nunca te hayas quedado en silencio.
No guardes nada dentro,
aún estás a tiempo de descolgar el teléfono.

Pasase lo que pasase este 2020... te quiero.
Y espero que tú, lo sigas haciendo.

miércoles, 26 de diciembre de 2018

Querido 2019, te han puesto el listón muy alto

Querido 2019, te lo han puesto difícil:



Hace un año, le propuse un reto al 2018, y confieso que me ha ganado...
y ahora, no sé muy bien cómo me siento, ni cómo me he de sentir.

Siempre odié los años pares, o quizás nunca se me dan bien.
Por eso le puse un reto complicado, y ahora que lo ha superado...
no sé qué decir.

Ha vuelto a ser un ciclo de cambio que no me ha puesto las cosas nada fáciles
(me lo merezco, por retarle)
pero me ha hecho abrir los ojos (y los brazos), ver más allá.
Me ha hecho darme cuenta de que la vida es mas compleja 
de lo que una pretendiera.

Ha sido un año, una vez más, de contrarios,
de más aciertos que fallos,
de opuestos que se han encontrado, para llenarme.
Me siento en paz (o quizás sólo en una tregua) 
después de años en guerra;
estoy tan en calma que incluso me he apuntado a yoga.

Me he querido y odiado,
gustado y dado asco,
estado en la cima de la montaña y en el fondo del mar,
he cruzado el charco y me he bañado en él.

He abierto fronteras que había cerrado,
y he llamado a gente que echaba de menos para tomarme un café con ellos;
me he tragado el orgullo (y un grillo) sin atragantarme.

He gritado por la ventana,
saltado desde un trampolín,
he bailado (con y sin música) bajo (y sobre) la lluvia,
y también he besado mojándome con ella.

He regalado tiempo y espacio, y también lo he necesitado,
he recorrido carreteras sin saber a dónde me llevaban,
he huido sin avisar,
he viajado por mentes y calendarios,
llevo tatuajes nuevos en las pupilas (aunque no en la piel),
he cumplido sueños y casi toda mi lista de deseos,
he compartido mis palabras recitando, delante de un puñado de extraños,
que se me quedaron grabados.

He hecho llorar (de felicidad) a mi abuelo,
he escrito (y quemado) mis sentimientos,
he sentido mucho sola y acompañada,
y aún guardo un puñado de sueños, 
por cumplir.

Ha sido un año completo,
con sus altibajos, sus tortazos, sus recuerdos y sus cambios.
(siempre para bien)
Si miro a los ojos a mi yo de hace un año,
casi no lo reconozco.
Nunca pensé que un año pudiera darme tanto...


Y es que... querido 2019, te han puesto el listón muy alto.

Tu predecesor me ha calmado,
cuando creía que era bueno vivir en un continuo enfado,
cuando creía que vivir, sólo era sobrevivir al cansancio,
que no tenía que buscar un cambio porque aparecería sólo.
(como un regalo)
Y ahora sé, que las cosas se consiguen luchando,
por eso...
Te pido un año de calma, aunque reconozco
que quiero caos de vez en cuando,
y alguna guerra, pero no quedarme en las trincheras,
quiero seguir venciendo miedos.

Te pido un año cansado, desgastado, exprimido al máximo,
seguir disfrutando de los detalles insignificantes,
de las sonrisas tontas, de mis padres.
Quiero seguir navegando a la deriva dentro de mí,
déjame seguir ilusionándome, sorprendiéndome,
y aprender, siempre seguir aprendiendo.

También quiero algún tropiezo,
pero no dejes que me quede en el suelo.

Quiero un año de lucha en las calles,
de muchos cambios sociales,
de que las cosas se encaucen, 
de crecer y explorar,
de viajes y bailes,
de canciones interminables.

Te lo pondré fácil con una lista de deseos y retos,
empezando por los que aún me quedan por cumplir,
aunque espero que esta lista tenga más de 46 recuerdos.

Espero que estés a la altura,
al fin y al cabo eres un impar,
y sólo por eso, ya me encantas.

Aún no te conozco y ya te quiero (desgastar).

Tengo ganas de saber qué me tienes preparado,
pero antes de todo, y de antemano, GRACIAS.


Querida yo dentro de un año:

Si todo ha ido bien, estarás cansada (de correr), lo sé.
Recuerda que hace un año estabas ilusionada,
habías aprendido a reír a carcajadas,
e incluso bailabas.

Espero que tu lista de locuras esté prácticamente tachada
y que hayas disfrutado, al menos, un cuarto de lo que lo hiciste el año pasado.
Recuerda que la cuesta se está acabando,
y que el esfuerzo siempre merece la pena.

Sólo espero que hayas VIVIDO (otra vez) 
en mayúsculas, negrita y subrayado,
y que tu retina esté llena de momentos grabados,
que hayas aprendido, al menos, un par de cosas nuevas
y que hayas vuelto a viajar, con y sin maleta.

También espero que no hayas perdido a nadie definitivamente,
y que si lo has hecho, por favor, descuelga el teléfono.
Confío en que no has dejado que nadie te haga daño,
y que nunca hayas pensado que todo ha acabado,
y, que si lo has hecho, te recuerdo que es invierno
y que suelen salvarte los atardeceres y los sitios altos.

Nunca dejes de hacer aquello que te haga feliz
aunque te miren raro,
y si aún no te sientes bien,
enciende los cascos
y ponte esa canción que grita "carry on"
porque aunque tu cabeza esté ardiendo,
tus piernas están bien, porque al fin y al cabo,
son tuyas, y aún pueden seguir corriendo.

Nunca dejes de correr, deja atrás muchos miedos,
y no dejes de perseguir tus sueños.

Ah, y no te olvides que, hace un año, 
te querías por lo que eras,
pero también,
por lo que sigues siendo.



miércoles, 18 de julio de 2018

Barrotes rotos

Ella es esa chica que lleva tatuada una jaula
con barrotes rotos para recordarse
que una vez se sintió encerrada.

Siempre habla de mariposas
pero no es que las sienta en el estómago,
es que fue oruga antes que crisálida.

Lleva grabadas con tinta
en su piel, todas las cicatrices
que tuvo que curarse sin que nadie la ayudara.

También tiene alguna marca
de esas que no se ven,
pero te cambian.

Recuerda ver bailar a su abuela
abrazada a un jersey,
lo único que le quedó de la guerra.

Y como alguien le aullaba a la luna
suplicándole que no apagara las luces,
que, por favor, le guiara a casa.


Hablaba poco, pero observaba
los detalles insignificantes,
y para no olvidarse, los fotografiaba.

Tiene veintitrés lunares en su espalda
tan perfectamente ordenados
que forman una galaxia.

Y no podéis imaginaros cómo bailaba
cuando creía que no la veía nadie
y yo cerraba los ojos para escucharla.

Tenía todas sus pesadillas guardadas
en el fondo de un cajón
junto con las cartas que nunca le enviaba al karma.

Su vida estaba resumida en tinta,
lunares y en historias fotografiadas,
también tenía una libreta
y soñaba con un día, quemarla.

Nunca le hacía daño a nadie
que no fuera a sí misma.

Recordad que lleva tatuada una jaula,
y aunque le faltaba algún barrote,
de vez en cuando, 
seguía cerrándola.